La llamada Silla del Moro, fue una construcción de vigilancia y protección para el Generalife y las huertas en un sector tan importante para la distribución del agua de la Acequia Real a toda la Alhambra.
Hasta la segunda mitad del s. XX en que se inició la reconstrucción de la torre principal y de los muros, el Conjunto Monumental permaneció en un estado de ruina y abandono. Fue a partir de 1929, con Torres Balbás, cuando se comenzó a prestarle atención, al descubrirse los restos de su escalera de acceso y de la puerta de la gran torre que entonces estaba destruida casi en su totalidad.
Debió tener el conjunto un carácter militar, en un sector de fincas que aparecían bastante vulnerables a los posibles ataques enemigos. La perspectiva que se divisa a su alrededor pone de manifiesto el papel estratégico de su localización, como lo confirma en el transcurrir de los siglos, por ejemplo, que también fue utilizado por el ejército francés de ocupación.
La denominación de Santa Elena se debe a su consagración como iglesia, desconociéndose su nomenclatura árabe, pues no aparece en la relación de fincas pertenecientes al sultán granadino, siendo difícil su atribución.
El estado de abandono que sucedió a una serie de utilizaciones diferentes a su destino en época cristiana, la han mutilado de gran manera, privándola de cualquier resto decorativo o epigráfico que pudiera servir de punto de partida.
La historia y las descripciones que de ella poseemos pertenecen a épocas muy posteriores a la nazarí y nos aportan muy poco sobre su papel en la estructura defensiva de la capital granadina.
Por otro lado, si tenía ese carácter de vigilancia, debía tener algún enlace amurallado o de otro tipo, tanto con el Generalife, como con las construcciones más elevadas del Cerro del Sol, o incluso en el recorrido de la acequia.
FUENTE: www.alhambra_patronato.es